¿Qué es la Historia?

"La Historia cuenta lo que sucedió, la Poesía lo que debía suceder"

Aristóteles (384-322 a.C.)

jueves, 30 de marzo de 2017

La defensa costera de Huelva por el linaje Garrocho


         La excelente situación geográfica de la ciudad de Huelva ha propiciado que esta urbe, desde época inmemorial, haya estado vinculada con el mar en todas sus posibles acepciones. En efecto, por ser una ciudad costera, las diversas culturas y civilizaciones históricas que han habitado en su territorio supieron aprovechar los recursos naturales que el mar les aportaba, ya fuese mediante la implantación de factorías para la industria pesquera, la elaboración de tintes elaborados de los moluscos, etc. Sin embargo, y a medida que proseguían los siglos, éstas y otras actividades de consumo fueron evolucionando a otras nuevas que ya estaban orientadas desde un punto de vista comercial.


Pero, ese interés comercial también favoreció el surgimiento, con el paso del tiempo, de actividades menos lícitas, como fue la piratería, especialmente durante los siglos XVI y XVII. Por ello, la costa onubense tuvo que protegerse de sucesivos ataques piráticos mediante el establecimiento de puntos de vigilancia, las Torres de Almenara, o bien, comisionando a experimentados hombres de mar que hicieran frente a las razias procedentes del norte de África.  

Así, destacarían en nuestra tierra una serie de hombres que se preocuparon por mantener alejados a los piratas berberiscos y cumplieron adecuadamente con su deber, hasta el punto de que su apellido, Garrocho, estuvo indefectiblemente unido a la tradición marinera onubense por más de tres siglos. 

En efecto, las fuentes documentales nos hablan por vez primera del ilustre linaje Garrocho en Huelva cuando tratan la figura de Martin de Vega Garrocho, hijo de Juan Martínez de Vega Garrocho, noble oriundo del Valle de Carriedo, en el arzobispado de Burgos; quien había determinado abandonar las tierras del norte y vivir en la villa de Gibraleon, tras sucederle algunos aciagos acontecimientos familiares.


Martín llegaría a ser alcaide del castillo y fortaleza de Gibraleon, al tiempo que consta su participación en la fracasada Jornada de Argel del 21 al 25 de octubre de 1541, combatiendo para los ejércitos imperiales de Carlos V y siendo muerto por lanza en los feroces combates.



                                  Escudo de la ciudad de Huelva. Siglo XVIII. Fuente: www.bne.es


Su hijo fue Andrés de Vega Garrocho, quien sirvió mas de treinta anos como Almirante de la Armada, participando en la Jornada de Larache. Asimismo, ostentó el cargo de Visitador de las Armadas y Flota de Indias por unos doce años. Su pericia en la mar hizo que se le encomendara el cargo de Almirante de las escuadras que zarparon desde Andalucía para la Empresa de Inglaterra de 1588. Y, en base a su devoción, compraría asimismo el patronato de la capilla mayor de San Francisco en Huelva, destinándola desde sus orígenes a la redención de cautivos.


Asimismo, y descendiente de este ilustre marino, fue Juan de Vega Garrocho, quien padeció el cautiverio del corsario Papasali desde 1581 hasta 1585, siendo capturado a la altura de la playa de Arenas Gordas cuando regresaba de la plaza africana de Larache. Tras su cautiverio, y con ánimo de venganza, preparó una armada de tres buques junto con su padre, destinada expresamente a la caza de dicho corsario, a quien finalmente apresaría posteriormente junto con “ciento ochenta y seis turcos”, liberando igualmente a seis prisioneros cristianos.


Su arrojo, estando herido en el combate, hizo que capturara la bandera enemiga, la cual instaló en la capilla de San Francisco. De nuevo, repetiría acciones como ésta al poco tiempo, capturando un “vergantín con sesenta y ocho moros”, dando muerte a seis de ellos y propiciando la huída de dos desertores; apoderándose asimismo de la bandera. Hechos similares a éstos se volverían a producir en los años de 1608, 1628 y 1629 a lo largo de toda la costa onubense, sometiendo diversos navíos y capturando un total de ciento cincuenta y cuatro piratas.


 Monjes pagando el rescate de prisioneros a los piratas. Historie de Barbarie et de ses Corsaries, 1649. Fuente: www.archive.org

Será su hijo, José de Vega Garrocho, quien continuará la labor de su padre por nueve años, persiguiendo al corso con la conocida “Galeota de Huelva”, formada por dos navíos y unos doscientos hombres. En 1673 luchó contra dos embarcaciones turcas que pirateaban la costa onubense, rindiendo una de ellas que estaba al mando del temido corsario Solimán el Negro. Componían la tripulación enemiga un total de ciento cuarenta y cinco soldados, resultando el combate victorioso para las armas hispanas con la muerte de trece enemigos y veintiún heridos.


Esta valerosa acción, junto con la tradición heroica de su linaje, hizo que fuese comisionado el 14 de junio de 1674 por el duque de Medinasidonia Juan Claros Pérez de Guzman (1642-1713) como “gobernador de gentes de guerra contra los moros”. Ello fue certificado formalmente por Lázaro del Cerro, Secretario de Guerra de la Mar, en el año 1680; quedando adscrita para siempre el nombre de la Galeota de Huelva con tan ilustre apellido onubense.


Aún continuaría su buen hacer en el mar en las proximidades del cabo de Santa Maria en 1675, donde rindió una fragata turca junto con sus ciento treinta y nueve tripulantes, mereciendo estas victoriosas acciones contra los piratas y corsarios que asolaban la costa de Huelva su representación en unos lienzos que, hasta el siglo XVIII, podían contemplarse en las propiedades de los Garrocho, al tiempo que sus gestas permanecerían en la mentalidad colectiva onubense durante los siglos venideros.