¿Qué es la Historia?

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Aristóteles (384-322 a.C.)

jueves, 12 de diciembre de 2019

El viaje del marino aracenense Ignacio de Arteaga a Alaska en 1779

A mediados y finales del siglo XVIII, el reino de España realizó importantes esfuerzos en la labor de reconocer la costa noroeste de América, organizando expediciones que partían desde sus posesiones americanas meridionales. Así, por ejemplo, destacan los viajes del bilbaíno Bruno de Heceta (1744-1807) y de Juan Francisco de la Bodega y Quadra (1744-1794), quienes bordearon la costa norteamericana hasta los 58º de latitud norte, tomando contacto incluso con los establecimientos comerciales rusos sitos en dicho litoral.

En este mismo sentido, de la Bodega realizaría posteriormente, en el año 1779, un nuevo viaje de descubrimiento con el marino aracenense Ignacio de Arteaga y Bazán (1731-1783), alcanzando y reconociendo el territorio de la actual Alaska. En concreto, se trató de la tercera expedición de altura para reconocer dicha costa y Arteaga fue el oficial al mando de tal viaje.

Aportando aquí datos biográficos sobre su persona, cabe destacar que Ignacio Fernando de Arteaga Bazán e Infante nació en Aracena el 17 de febrero de 1731, siendo hijo de Rosa Infante Esquibel, natural de Aracena, y de Diego de Arteaga y Bazán, quien era alcalde de la villa de Cumbres de San Bartolomé. Su bautismo católico tuvo lugar el día 26 de ese mismo mes, estando apadrinado por su tío Fernando, también natural de Cumbres de San Bartolomé.

Transcurridos los años de juventud y, tras confirmarse su condición de hidalgo por ambas líneas de parentesco, comenzó su carrera como marino de la Armada el día 20 de octubre de 1747, sirviendo como guardia marina. A su vez, el 20 de marzo de 1754 adquirió el empleo de alférez de fragata; tres años más tarde fue ascendido a alférez de navío y, el 13 de julio del año 1760, obtuvo el cargo de teniente de fragata. Pasados algunos años más como oficial experimentado, el 3 de sepiembre de 1767, fue ascendido a teniente de navío y, ya en el fin de sus días, el 4 de octubre de 1783, fue promovido a capitán de fragata. 


 Grabado de un puesto fortificado español en la entrada de Nutka (Canadá). Fuente: www.ceres.mcu.es
 

Su primer viaje transoceánico comenzó en abril del año 1751, cuando embarcó en el buque de transporte La Negrilla hacia La Habana, bajo las órdenes del capitán de fragata Antonio de Valcárcel. Igualmente, en septiembre de ese mismo año fue destinado en otro buque, la Princesa, comandado por Simón de Herrera, para regresar a la península. Con posterioridad embarcó en navíos como el Terror, Terrible, Juno, Soberano, Águila o Castilla. A medida que consiguió mayor experiencia en el mar, ya en el año de 1766, el aracenense obtuvo su primer mando, comandando la balandra Víbora a fin de incorporarse en La Habana a la escuadra de Agustín Idiáquez. Finalmente, llegado el mes de diciembre de ese mismo año, se le dio el mando del navío San Carlos y regresó al puerto de El Ferrol.

Tras recibir durante los años posteriores diversos mandos en otros buques de transporte, regresó a España en el año 1771 a fin de contraer matrimonio con su prometida. Sin embargo, y al no poder presentar algunos de los permisos eclesiásticos necesarios para el compromiso, el sacerdote le denegó dicho acto por faltar la documentación pertinente; así, y al recurrir a instancias eclesiásticas superiores, también fue rechazada su petición, provocando que el marino insultase a uno de los miembros del Tribunal Eclesiastico encargado del procedimiento. Este hecho le supuso una pena de prisión de tres años en el arsenal de La Carraca, en Cádiz, hasta que en 1774 el capitán general Andrés Reggio ordenó su salida para “...evitarle la ruina a un Oficial que sin duda es útil en el servicio, si se logra su corrección”.

Al poco, el marino onubense zarpó hacia Nueva España, encontrándose a finales de año en el puerto de San Blas y, sabedor de su valía el experimentado marino Juan Francisco de la Bodega y Quadra, en el año de 1775 le propuso efectuar los preparativos para un destacado periplo de reconocimiento para el reino de España de una gran parte de la costa noroccidental americana. Para esta empresa se designaron dos fragatas, La Princesa, de 189 toneladas, comandada por Arteaga; y la Favorita, de otras 193 toneladas, estando de la Bodega a su mando.

Acompañando a Arteaga en la Princesa estaban el segundo oficial Fernando Quirós y Miranda, el cirujano Juan García, el piloto José Camacho y el segundo piloto Juan Pantoja. Por su parte, otros destacados miembros de la tripulación de la Favorita fueron el segundo oficial, Francisco Mourelle (1750-1820), el cirujano militar Mariano Núñez Esquivel, el piloto José Cañizares y el segundo piloto Juan Bautista Aguirre.


 Retrato del marino Juan Francisco de la Bodega y Quadra (1744-1794).
 

Los objetivos principales designados por el reino de España para esta empresa fueron, en primer lugar, efectuar un reconocimiento y cartografiar la costa noroccidental de América, analizando así las posibles amenazas de los establecimientos comerciales rusos en Alaska; tratar de encontrar un paso interoceánico en el noroeste y, como en el año 1779 España declaró la guerra a Gran Bretaña, debían capturar al marino y explorador inglés James Cook, quien había efectuado diversas incursiones en aguas americanas españolas. Sin embargo, esto último fue infructuoso, pues Cook había muerto meses antes en las islas Sandwich durante un ataque de los nativos.

Las fragatas españolas realizaron su viaje directamente desde el puerto mexicano de San Blas hacia el área sureste de la actual Alaska, llegando a una bahía de unos 40 kilómetros de longitud que los exploradores españoles habían denominado Bahía de Bucareli en una expedición anterior, efectuada en el 1775, que estuvo liderada por de la Bodega y Quadra. En suma, el periplo del aracenense había durado un total de 81 días y conllevó durante su ejecución la realización de otras expediciones menores de reconocimiento de toda la costa a fin de cartografiarla con sumo detalle. Asimismo, Arteaga describe en su diario el encuentro y venida de los nativos de esta bahía hacia sus navíos de tal modo:

Inmediatamente que fondeé en el puerto de Bucarely, vinieron dos canoas de indios que no quisieron atracar, haciendo varios ademanes con los brazos abiertos y dando voces, todos muy acordes como que cantaban, trayendo uno un ave muerta en sus manos, se sacaba las plumas menudas, las polvoreaba a el aire, y después se echaba en su cabeza y en las de los demás, cuyas demostraciones conocimos que era solicitar paz, y querer ser nuestros amigos, por lo que les correspondimos con llamarlos, haciéndoles muchos cariños y ofreciéndoles algunas cosas, pero nunca quisieron atracar, y cuando les pareció se fueron”. 
 
Desde esta costa siguieron una derrota con dirección norte, llegando a otra bahía, aun en el área costera central de Alaska que el propio Arteaga denominó el 23 de julio de 1779 Puerto de Santiago, por encontrase próxima la festividad del apóstol. Al desembarcar los españoles en el área, tomaron posesión formalmente de las tierras, clavando una gran cruz de madera, lanzando salvas de cañones y realizando una procesión en la que participaron los capellanes, la tripulación y los oficiales de los navíos. Cantaron asimismo un Te Deum y se consideró desde entonces territorio español hasta que la localización del mismo, en la latitud 61º17´N, fue disputada por otras naciones en la década posterior. Así, dicha bahía cambió su denominación a la de Port Etches en 1787 por el capitán Nathaniel Portlock, conservando dicho nombre en la actualidad en reconocimiento a una compañía peletera fundada por los hermanos John y Richard Cadman Etches.


 Grabado de navíos españoles en la costa noroccidental americana. Fuente: www.anatomiadelahistoria.com
 

El periplo prosiguió hacia la ensenada de Cook y la península de Kenai, celebrándose allí el día 2 de agosto de 1779 una ceremonia oficial para tomar posesión para el reino español del área próxima al actual Port Chatham. Alcanzada esta latitud y debido a la falta de víveres y pertrechos, así como a algunas enfermedades que hacían estragos en la tripulación, el marino aracenense decidió regresar hacia latitutes meridionales. De tal manera, el 8 de septiembre se inició el viaje de vuelta al puerto mexicano de San Blas.

La importancia en el reconocimiento de la costa de Alaska para tener un mayor conocimiento del territorio y su adquisición para el reino de España por parte de Arteaga y de la Bodega, motivó que incluso el marino francés Jean François Galaup, conde de La Pérouse, se interesara en adquirir los diarios de navegación y los mapas elaborados por los españoles para su ulterior expedición de circunnavegación, que fue efectuada entre 1785 y 1788. Asimismo, y debido a su interés, el diario de a bordo de Francisco Mourelle sería publicado en la ciudad de Londres en el año de 1798 por el editor Daines Barrington. 
 
Finalmente, tras su regreso a San Blas, Arteaga vio su salud empeorada y decidió no efectuar más viajes de descubrimiento, por lo que aceptó un puesto como comandante en dicho puerto mexicano, siendo ascendido a capitán de fragata meses antes de morir en el año 1783.





BIBLIOGRAFÍA:

-Colección de Diarios y Relaciones para la Historia de los Viajes y Descubrimientos. Vol. VII. CSIC. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1975.

-Tovell, Freeman M. At the Far Reaches of Empire: The Life of Juan Francisco De La Bodega y Quadra. University of British Columbia Press, 2008. ISBN: 978-0-7748-1367-9.

-VV.AA. The Spanish Navy in the Californias during the Revolutionary War Era. The California State Military Museum. Disponible en: http://www.militarymuseum.org