Las arenas de las playas de El Portil aun guardan el
misterio de la identificación del pecio hallado en 2008 en sus límites,
aparecido tras un intenso temporal que hizo mover la posición de las dunas y
masas de arena, cambiando incluso la fisonomía de la costa y dando como
resultado hallazgos tan sorprendentes como éste.
A pesar de que
los primeros indicios hacían pensar que se trataba del navío San Medel
y Celedón, embarrancado en dichas playas en el año 1544 tras una larga
travesía iniciada en Veracruz un año antes, las investigaciones más recientes
parecen confirmar que se trataría de un buque holandés del siglo XVII, según el
análisis de sus elementos constructivos que, a la postre, resultan ser muy
escasos (un 10% de toda su estructura) debido a los continuos saqueos
efectuados en el pecio tras encallar.
Las razones
que favorecieron hacer creer que el pecio hallado en El Portil era el San
Medel y Celedón venían dadas por un contrastado legado documental que
afirma casi la misma posición del hundimiento de dicho buque con el aparecido
en las arenas portileñas y que, desde su descubrimiento, recibió el nombre del
“Pecio de Matagrana”. En efecto, el San Medel fue un navío artillado de 180
toneladas que, tras su regreso a la Península desde tierras americanas, sufrió
los efectos de un terrible temporal que le hizo aproximarse a la costa onubense
una vez había puesto rumbo a Sanlúcar de Barrameda y que, según su maestre Juan
de Embelza, la arribada fue de tal modo:
“..Sondamos y nos hallamos en 30 brazas y pensando que estamos sobre
Cádiz sufrimos su derrota y nos hallamos sobre las Arenas Gordas y tornamos a
la mar y siempre nos abatían hacia la costa”.
Tras constatar
que no se trataba de la costa de Huelva, donde pensaba tomar refugio, la
tripulación del San Medel vuelve a hacerse a la mar, siendo nuevamente
hostigado por los fuertes vientos de tal modo: “...la tormenta que seguía
dio al navío al través en El Portil de San Miguel, en término del Marqués de
Gibraleón”. Ante este hecho, se ordena
a la marinería lanzar por la borda todo el material que tuviese peso
considerable, a fin de aliviar el calado del buque y poder embarrancar la nave
para poder salvar a gran parte de la tripulación.
Asimismo, las
crónicas de la época mencionan un saqueo sistemático del buque, una vez
embarrancado, por las gentes de las poblaciones costeras cercanas tales como
Cartaya o Lepe, mencionándose que fueron saqueados: “los restos de la carga,
los pertrechos del barco, las joyas y ropas de los cadáveres y la propia madera
del barco”.
Por otro lado,
parece constatarse que no se trataría de dicho buque español del siglo XVI,
sino de otro mercante construido en el norte de Europa, muy seguramente en
Holanda, pues allí era costumbre fabricar los navíos más bajos que en España,
según las propias características marinas de su medio más próximo, y puesto que
se orientaban a navegar por bajíos arenosos principalmente.
Igualmente, el
“Pecio de Matagrana” fue sometido, desde su descubrimiento, a la conservación y
tratamiento de los restos de maderas que formaban la estructura inferior del
buque, a fin de poder serle realizados asimismo los preceptivos análisis de
datación que aporten una fecha clarificadora de su exacto hundimiento y
adscripción edilicia a una nación determinada.
Sea como
fuere, el hecho indiscutible es la profusión de hallazgos de pecios que todavía
descansan en nuestras aguas, todos ellos catalogados en pos de iniciar futuras
investigaciones históricas y arqueológicas que coadyuven a abrir un nuevo
panorama de investigación de historia naval en una provincia cuya importancia
marinera es de sobra conocida y celebrada.
BIBLIOGRAFÍA:
-Diario
EL MUNDO (20/03/2008)
-https://www.huelvainformacion.es
Hola, miguel!! Qué chulo el artículo! Yo recuerdo ese barco, estaba en el portil por aquel entonces.
ResponderEliminarOye, qué es eso de El portil de san miguel??
Se piensa que pudiera ser una población fortificada que hoy día se sitúa en la desembocadura del río Piedras, en El Rompido. Muchas gracias por tu comentario y un saludo.
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