Estando
inmerso el reino de España en el 1809 en una cruenta guerra contra
el invasor francés, surge la preocupación, por parte de la Junta
Central, es decir, la principal institución revolucionaria y
depositaria última de la soberanía nacional hispana, de efectuar
una convocatoria de Cortes que permitiese otorgar una Constitución
formal ex novo a la nación española e introducir novedosas reformas
en el ámbito legislativo establecido.
Asimismo,
la intencionalidad que perseguía esta convocatoria de Cortes no
obedeció de manera exclusiva a lograr un objetivo político, sino
que también propugnaba incentivar la lucha armada contra el enemigo,
pues resultaba necesario restaurar la moral y restablecer el dominio
militar tras producirse la derrota en Ocaña el día 19 de noviembre
de 1809.
De
tal forma, la Junta Central, ante el gran avance de las tropas
napoleónicas, busca una mayor seguridad y operatividad, y decide
trasladarse al Teatro Cómico de la Real Isla de León (en la
actual San Fernando) el día 13 de enero del 1810, celebrándose su
primera sesión el 23 de septiembre de ese mismo año; aunque, al
poco, quedaría definitivamente disuelta previo nombramiento de una
nueva institución estatal, la Regencia,
cuya función principal debía ser la de implementar unas futuras
Cortes estamentales.
Grabado de la sesión de las Cortes de Cádiz. Fundación Lázaro Galdiano, Madrid. Fuente: www.bne.es
En su
composición durante los años en que perduraron, las Cortes se
nutrieron de un total de 702 diputados, que no ostentaron sino cargos
pertenecientes al sector eclesiástico,
de la abogacía, de la milicia, de la nobleza, así como también de
una representación de académicos, catedráticos y personas
pertenecientes al estamento llano.
Uno
de estos diputados a Cortes y presidente de las mismas desde el 24 de
noviembre al 23 de diciembre del año 1810 fue José Luis Morales
Gallego, quien nació en la localidad onubense de San Juan del Puerto
el 23 de julio del año 1754. Sus padres fueron el también
sanjuanero Juan Morales de Mora y la granadina Nicolasa Gertrudis
Gallego; y siendo la mujer con quien contrajo matrimonio la sevillana
Juana María del Amparo Silva y Abreu, con la que llegó a tener tres
hijos. Asimismo, en las fuentes documentales consta que su muerte se
produjo en la ciudad de Sevilla el día 6 de febrero del 1818, siendo
enterrado en la capilla de San José de la catedral hispalense.
Morales
estudió leyes, ingresando en el Ilustre Colegio de Abogados de
Sevilla en 1793, ciudad ésta que le influiría en su ánimo para
convertirse allí en un destacado patriota y antifrancés, siendo
éste un hecho que le valió posteriormente para ser elegido vocal de
la Junta Suprema de España e Indias. También, llegaría a
ejercer el cargo de fiscal de los Reales Alcázares de Sevilla desde
los años 1784 hasta 1815.
El
3 de agosto del año de 1810, fue elegido diputado a las Cortes
gaditanas en la ciudad de Ayamonte, pues Sevilla estaba ocupada por
los invasores franceses, valiéndose para ello de su condición
ideológica adscrita al liberalismo moderado, que le llevó a
defender la plena autoridad de las Cortes constituyentes en todo
momento, y contribuyendo a su causa mediante la redacción de nuevas
leyes.
Juramento de las Cortes de Cádiz en la iglesia de San Fernando. Obra de José Casado del Alisal expuesta en el Congreso de los Diputados. Fuente: www.wikimedia.org
Del
mismo modo, se distinguió como un fervoroso patriota, tal y como
podemos observar en este escrito perteneciente a uno de sus discursos
pronunciados en las sesiones de Cortes del 26 de abril de 1811:
“Aunque mi profesión
no sea la militar, no me falta el conocimiento en lo que he visto y
tocado muy de cerca. Desde el mes de Julio del año pasado, el
ejército de Extremadura pudo haber salvado aquella provincia, la de
Andalucía, y puesto en carrera la salvación de la Patria; pero no
hubo Gobierno que tuviese vigor para hacer ejecutar lo que convenía
y mandaba, y el resultado ha sido perderse un ejército tan
recomendable, cuya falta nunca será bastantemente sentida, la
capital y toda la provincia. Esto mismo, aunque por otro orden, acaba
V. M. de tocar muy de cerca.
¿Qué esperanzas no
ofrecía la expedición de Chiclana, y qué aspecto tan favorable no
presentó para la salvación de las Andalucías? Pero su resultado ha
sido nulo, y por desgracia todo ha desaparecido como el humo. ¿Qué
es del ejército del centro, aislado doce o catorce meses hace, sin
que la Nación logre fruto alguno de lo que invierte en su
conservación?”
Morales fue un diputado
muy activo en la actividad parlamentaria, pues perteneció a doce
comisiones distintas e intervino en numerosos debates políticos. En
su pensamiento, y como firmante de la Constitución de 1812, aceptaba
el principio de soberanía nacional, se manifestó muy contrario al
derecho de la libertad de imprenta, pues creía que la Fe católica
podría verse atacada si cada ciudadano tuviera libertad absoluta de
opinión desde diversos medios y sectores y, asimismo, solicitó la
confiscación de los bienes de los afrancesados, que habrían de
quedar al servicio de los intereses nacionales.
De igual forma, el
diputado sanjuanero no era partidario de prohibir al rey su potestad
de dictaminar las leyes en conjunción con las Cortes parlamentarias;
y se opuso también a los señoríos, considerándolos como del todo
ineficaces según sus propias palabras:
“...bastante
recompensados están los dueños con lo que tienen cobrado, que es
aun más allá de lo que debieron, según el capital que
desembolsaron; ¿y es posible que se discurra así? ¿de dónde
consta esta aserción? ¿será bastante la noticia o presunción
particular de alguno para decidir este asunto en justicia sin
conocimiento ni audiencia d ellos interesados? Aun cuando constase de
otra manera, prestaría mérito para una reserva en favor de la
Nación, pero sin suspender el abono de réditos una vez reconocido
el capital; porque sobre la justicia intrínseca de deberlo hacer,
concurre el que no haya de retardarse lo líquido por lo que no lo
es. De otro modo se ataca directamente el sagrado derecho de
propiedad que tanto se oye reclamar en este augusto Congreso, y no es
razón que lo sostengamos con parcialidad”.
Monumento a las Cortes en Cádiz. Fuente: www.wikimedia.org
De otro lado, defendió
un impulso de la Justicia a fin de no retrasar los procesos
judiciales y la aplicación de las resoluciones e, igualmente,
promovió también la inviolabilidad de la correspondencia. No
obstante, y al respecto de estos mismos asuntos, nos resulta más
esclarecedor a la hora de entender su pensamiento el acudir a los
diarios de sesiones de las Cortes gaditanas, donde quedaron grabadas
numerosas ideas que reflejan muy claramente su propia personalidad e
ideario político:
“Este
es el verdadero origen, y no el de que nuestra Nación subsiste aun
en la costumbre de no obedecer. Su desgracia es haber obedecido más
de lo que debía. Veinte o más años de obediencia a un Gobierno
desolador y a un execrable favorito, fue lo que la condujo a las
desgracias que lamenta. Esto es bien claro: examinémoslo, y no
quedará duda en que de este principio parten todos los males”.
Resulta indudable, en
definitiva, la destacada actividad política y parlamentaria del
sanjuanero Morales Gallego al servicio de España en tales momentos
difíciles y, por este motivo, el Ayuntamiento de San Juan del Puerto
inició en el año 2011 los trámites para conceder el título de
Hijo Predilecto de la localidad onubense a este destacado diputado;
cuya labor política en las Cortes gaditanas, al igual que la de
tantos otros, favoreció una respuesta revolucionaria general y en
defensa de la soberanía nacional en contraposición a la
dominación francesa, que fue la causante de llevar a la nación
española a uno de los momentos más críticos de su historia.
BIBLIOGRAFÏA:
-Dufour,
G. La Guerra de la Independencia. Ed. Historia 16. Madrid,
1999. ISBN: 84-7679-144-5.
-Núñez
García, V. Los parlamentarios de Huelva en las Cortes de Cádiz.
Discursos y debates políticos, Huelva, Universidad de Huelva,
2012.
-www.congreso.es
-www.rah.es
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