El
día 24 de abril del año 1929, por vez primera, una gran sombra
ovalada se proyectó en suelo onubense, causando la admiración de
los ciudadanos que, al mirar hacia el cielo, contemplaron con gran
asombro cómo una aeronave de dimensiones enormes lo surcaba lenta y
majestuosamente.
Se
trataba del dirigible Graf
Zeppelin LZ 127, una proeza
de la navegación aérea por ser uno de los mayores aeróstatos
construidos hasta la fecha, y cuyo nombre honraba a un reconocido
militar y pionero de la aeronáutica alemana, el conde Ferdinand von
Zeppelin (1838-1917) quien, interesado en estudiar las
funcionalidades de los globos aerostáticos y su aplicación en la
vida castrense, se propuso ir más allá en la investigación y
comenzó a fabricar su propio globo dirigible, el
Luftschiffbau Zeppelin (LZ),
que efectuaría su primer vuelo
sobre el lago Constanza, en Alemania, el 2 de julio del año 1900.
Estas
aeronaves iban a convertirse en una revolución del transporte a
principios del siglo XX, por lo que, muy pronto, surgirían proyectos
nacionales ideados para establecer vuelos regulares en dirigibles que
permitieran el traslado masivo de pasajeros. Esta idea, algo utópica
en sus inicios, iría configurándose mediante proyectos como el
propuesto por el teniente general español Emilio Herrera
(1879-1967), quien siempre tuvo en mente el establecer una línea
aérea transoceánica que conectase Europa y América por vía aérea
para el transporte regular de pasajeros.
El Graf Zeppelin sobrevolando la ciudad de Buenos Aires. Fuente: www.wikimedia.org
De
esta forma, el proyecto de Herrera consiguió materializarse mediante
la creación de la compañía Colón
Transaérea Española S.A., la
cual decidió contactar con los ingenieros alemanes de Zeppelin para
recibir asesoramiento en la creación de los dirigibles. Así, los
especialistas germanos, en especial, Hugo Eckener y Eberhard
Lephertz, idearon una ruta aérea fija entre las ciudades de Sevilla
y Buenos Aires basada en una flota de zeppelines,
por lo que decidieron acudir a sendos países para, ante todo,
conseguir los preceptivos permisos gubernamentales del ambicioso
proyecto y, en segundo término, analizar todas las necesidades y
problemáticas para lograr la viabilidad del proyecto, en especial
las relacionadas con la meteorología y sus efectos sobre los
dirigibles.
Por
su parte, y transcurridos ya varios años en los que se seguirían
perfeccionando los aeróstatos en Europa surgiría, como se ha dicho,
un nuevo modelo avanzado de dirigible, el Graf
Zeppelin LZ 127,
que fue
construido por la empresa de Eckener, la Deutsches
Luftschiff Zeppelin
en la ciudad de Friedrichshafen (Alemania), y que realizaría su
vuelo inicial el 18 de septiembre de 1928. Se trataba de un verdadero
coloso del aire, pues poseía
una longitud de unos 236.53 m., unos 30.48 m. de diámetro y un
volumen total de 105.000 m³, potenciado con cinco motores Maybach
VL-2 de
12 cilindros y 410 kW (550 CV) cada uno, lo que le permitía
conseguir una velocidad máxima de 128 km/h. De
igual modo, este enorme dirigible tenía capacidad para veinte
pasajeros y unas treinta y seis personas como miembros de la
tripulación.
El vuelo del Graf Zeppelinn sobre Berlin. Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=tpSPEc3ZTKE
Esta
inmensa nave, que atraía todas las miradas en Alemania, necesitaba
ser expuesta al mundo para demostrarle cómo el país germano se
había convertido en una potencia aeronáutica tras resurgir de las
cenizas que le produjeron el pago de las reparaciones de guerra de la
primera contienda mundial. De tal modo, sus dueños pensaron que el
mejor escaparate para el dirigible sería la realización de una
circunnavegación aérea del planeta que se inició el 15 de agosto
del 1929, para que todos los países que sobrevoló (Unión
Soviética, Japón, Islas del Pacífico y los EE.UU.) pudieran
admirar la inmensidad de dicha aeronave, consiguiendo así, además,
una propaganda excelente para el gobierno del presidente Hindenburg
al realizar la travesía en unas 128 horas sin aterrizar.
A
este respecto, el corresponsal del diario ABC, en su crónica sobre
dicha travesía, nos refiere lo siguiente sobre los selectos
tripulantes que formarían parte del histórico viaje alrededor del
mundo:
“...Diez
de los 20 pasajeros que irán a bordo del Conde Zeppelin en su viaje
alrededor del mundo son periodistas. Uno,
español, el representante de ABC, que tiene la exclusiva para toda
España (Joaquín D. Rickard);
M. Gervilie, de Le Matin; dos japoneses, el doctor Euti y el Sr.
Kitgno; tres alemanes: Gustav Kavder, Heinz von Eschweger y Max
Geisenheiwer; tres representantes más de la American Newspaper
Syndicate: lady Grace Drumond, Carl von Wíegaud y sir Hubert
Wilkins, el famoso explorador australiano. También van dos
fotógrafos, Robert Hartrnan y Heinz von Perckhammer, y tres marinos:
los comandantes Charles Rosendahl y. J.C. Richardson, americanos, y
el bayor japonés Fujiyoshi. Asimismo forman parte del pasaje los
profesores W.B. Seilkopf, alemán, y Johann Karklin, ruso, ambos
meteorólogos; el doctor Jerónimo Mejías, español; Christoph
Iselin, suizo, y el joven millonario de Nueva, York William Leeds”.
Salón comedor del Graf Zeppelin. Fuente: www.blog.zeppelin-museum.de
Y
con igual emoción concluía Rickard su crónica periodística del 5
de septiembre de 1929 al acabar el viaje alrededor del mundo sobre el
Graf Zeppelin:
“...Al
dejar el dirigible en el que acabarnos de dar la vuelta al mundo lo
hacemos convencidos de haber participado en el mayor acontecimiento
de nuestra vida.
La velocidad media que hemos desarrollado desde Lakehurst a
Friedrichshafen ha sido de 125 kilómetros. Hemos dado la vuelta al
mundo en veinte días y cuatro horas, batiendo así, con tres días y
medio de diferencia, el récord que sustentaba Mears, a pesar de que
éste viajó sin interrupción alguna, mientras que nosotros hemos
tenido siete días y medio de descansó en tierra firme. Durante todo
el vuelo mundial los motores no han cesado de funcionar normalmente”.
Si
embargo, y algunos meses antes de esta hazaña, tuvo lugar un vuelo
promocional del Graf
Zeppelin, siendo Huelva una
de las varias ciudades europeas designadas para ser sobrevoladas en
tal periplo histórico, a la que llegó el 24 de abril del año 1929;
y siendo elegida, a buen seguro, debido a su cercanía a la gran
celebración que acontecería en Sevilla ese mismo año, como fue la
Exposición Iberoamericana. De este viaje, y a tenor de las
fotografías que se realizaron desde su cubierta, se sabe que
sobrevoló la ría onubense, la Punta del Sebo y los parajes
naturales que delimitan las villas de Moguer y San Juan del Puerto.
Transcurridos
dos años, en el mes de julio del año 1931, volvemos a tener
noticias de un nuevo y arriesgado vuelo del ya famoso dirigible
germano, pues esta vez puso rumbo al Ártico a fin de realizar un
viaje de investigación y de comprobación de los sistemas de
navegación de la aeronave ante un clima extremo, aunque meses antes
ya había volado sobre Noruega, Islandia y algunas islas heladas.
Pero éste no fue sino un viaje más de los casi seiscientos que
llevó a cabo el Graf
Zeppelin durante su
servicio, asombrando por igual a los ciudadanos de todos los países
que sobrevolaba.
Por
su parte, y aun en el recuerdo de los onubenses la figura del
dirigible, cuya visita fue atestiguada mediante la publicación de
diversas fotografías y narraciones en la prensa de la época sobre
el acontecimiento; habría que esperar nuevamente hasta el año de
1930, cuando, al menos en dos nuevas ocasiones, el dirigible alemán
alza su figura de nuevo en el cielo onubense, siendo narrado este
hecho por un periodista del diario argentino La
Nación, quien nos refiere
que el Graf Zeppelin
sobrevoló a finales del mes de mayo no sólo Huelva, sino también
La Rábida y Palos de la Frontera.
Postal remitida desde el Graf Zeppelin a un súbdito alemán residente en Huelva. Fuente: www.todocoleccion.net
Asimismo,
la constatación del último viaje del dirigible sobre Huelva se
produjo el día 7 de mayo del año 1936, cuando su imponente
presencia volvió a hacer su aparición en los cielos onubenses,
según la prensa, de tal forma:
“Sobre
las doce menos cuarto de la mañana, el público de Huelva se vio
sorprendido con la vista del Graf Zeppelin. Éste volaba a escasísima
altura, casi sobre los tejados. Evolucionó de esta forma unos
minutos sobre la ciudad, poniendo proa hacia el mar y desapareciendo.
Su paso por Huelva fue presenciado por numeroso público, que se echó
a la calle y ocupó posiciones en las azoteas. El tiempo en Huelva es
de fuerte viento y hay grandes nubarrones”.
De igual modo, la misma presencia del dirigible en Huelva provocó, incluso, su plasmación en una copla de los carnavales onubenses:
Cuando el "Zeppelín"
por Huelva pasó,
íbamos nosotros
en la dirección.
Tan alto íbamos,
sin aterrizar,
cuando por la radio
dijo el Capitán:
"Huelva, ha de tener,
la causa lo da a decir,
que la "Mariposa Negra",
-¡Eh, se vuelve loca,
por un " Zeppelín"!-
Finalmente,
el Graf Zeppelin
realizó su último vuelo el 18 de junio de 1937, aterrizando en
Frankfurt y siendo cobijado en un enorme hangar. Allí, la magnífica
aeronave que tantos kilómetros recorrió por todo el mundo años
atrás, fue desinflada, despiezada por completo y sus elementos más
destacados fueron expuestos en un museo; al tiempo que otros, tras la
entrada en guerra de Alemania en 1939, fueron fundidos para ser
reutilizados como piezas para los cazas de combate germanos.
BIBLIOGRAFÍA:
-Hemeroteca
Digital Diario ABC.
-MARTÍN,
Eloy. El D-LZ 127 Graf
Zeppelin en Argentina, en
www.histarmar.com.ar.
-www.airships.net
-www.huelvainformacion.es
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