La
localidad onubense de Nerva se sitúa en el Andévalo Oriental y, más
concretamente, en la Cuenca Minera de Riotinto, sobre las coordenadas
37º 41' N, 6º 32' O. Su actividad económica principal ha sido,
tradicionalmente, la minería y, aparte de ser conocida comúnmente
la villa como “Cuna de Artistas” por las numerosas personalidades
que nacieron en el municipio y que destacaron en diversos ámbitos
artísticos y culturales, lo es también por poseer una curiosa
toponimia que hace referencia a un destacado emperador romano.
En
efecto, la adquisición de la anterior denominación se produjo en
1885, cuando la conocida hasta entonces como “Aldea de Riotinto”
consiguió su independencia jurisdiccional al respecto de la villa de
la que dependía, Zalamea la Real, abandonando así su estatus
aldeano y adquiriendo el de villazgo. Pero, ¿a que obedeció el
arrogarse un epónimo referido al nombre de un emperador de Roma si
la localidad no se trató en sí de una población fundada ex novo por los
romanos? La respuesta a esta pregunta viene dada por un destacado
hallazgo arqueológico a mediados del siglo XVIII en las
inmediaciones de la población, que no hizo sino acrecentar un
sentimiento identitario propio que se plasmaría un siglo después en
una nueva gestión autónoma municipal que necesitaba ir aparejada de
una novedosa toponimia.
De
tal forma, durante la realización de los trabajos en la galería de
San Carlos, perteneciente a las explotaciones mineras de
Riotinto, y siendo el valenciano Francisco Tomás Sanz el
administrador de los arrendatarios de las minas estatales, apareció
el 31 de julio del año 1762 una lámina de cobre con una inscripción
referida al emperador romano Nerva y que, en base al análisis
epigráfico de la misma, podía datarse en el año 97 d.C.
Estatua del emperador Nerva en Roma. Fuente: https://commons.wikimedia.org
Tal
hecho fue descrito en los documentos de la época de tal modo: “El
día 31 de julio del año que corre de 1762, trabajando los
Operarios de Rio-Tinto en alumbrar, y desembarazar de escombros, y
materiales con que estudiosamente se havia cegado un conducto
anquissimo, abierto a pico en peña viva, con el hueco de la
estatura de un hombre, al que el actual Administrador Assentista de
dichas Minas Don Francisco Thomas Sanz puso el nombre de San Carlos,
en obsequio de nuestro Rey, y Señor Carlos III
(que viva) al llegar a las 134 varas de
distancia, desde la boca de dicho antiquissimo conducto, y à las 19
y media varas de profundidad, respecto de la superficie, a los
inconsiderados golpes de los Azadones, que la maltrataron, se
encontró una Lámina de cobre antiquissimo de una vara menos dos
pulgadas de largo, y dos tercias menos una pulgada de ancho, del
gruesso de un peso duro.
Reconociéronse
en los pedazos, en que se partió, algunas Letras, por lo que uniendo
los fragmentos, que se pudieron recoger, se halló era una
Inscripción Romana de las Letras de mejor forma, cuando florecía El
Romano Imperio; y aunque no pudo integrarse del todo, como estaba,
pues se separó, y deshizo la moldura del mismo metal, que la orlaba,
por algunos pedazos que han perecido, se conoce era de quatro
pulgadas de ancho con sus perfiles, soldados con plomo, y estaño
corroidos del tiempo, con señal por el reverso de haber tenido un
remate, ò coronación, quizá del mismo metal.
Aunque
se han perdido algunas Letras, se lee no obstante, lo que se ve en la
copia precedente. Como aquel antiquissimo conducto mira de Sur à
Norte, se cree, nos descubrirá el secreto, hasta ahora ignorado, de
la entrada, y desagüe de la Mina principal, que cae debaxo del
antiquissimo Castillo, que la corona, y se llama de Salomón. Por lo
que mientras prosigue tan importante Obra, con motivo de llevarse el
Original, en virtud de Real Orden, à nuestro Catholico Monarca, se
ofrece à los críticos curiosos, y amantes de la antigüedad erudita
esta noticia, y copia con alguna explicación, y oportunas reflejas
sobre el contenido de dicha inscripción, para que sirva de incentivo
à los mas iluminados, é instruidos ingenios de elucidar con mejores
notas este antigua Monumento, hasta ahora inédito de nuestra
Bética”.
La
inscripción de la lámina hallada en las explotaciones mineras, de
79 cm de alto y 53´5 cm de ancho, formaban el siguiente texto con
letras capitales cuadradas:
ÌMP.
NERVAE CAESARÌ ÂVG
PONTIFICÌ.
MAXIMO. TR.
[P]OTEST.
P. P. COS. III
[DESI]G.
IIII. PVDENS. AVG. LIB.
[P]ROCVRATOR
[DE
S]VO. POSVIT
Y,
desarrollando las abreviaturas, se convertiría en el siguiente
texto:
Imperatori
Nervae Caesari Augusto
Pontifìci
Maximo Tribuniciâe
Potestatis
Patri Patriâe Consuli III.
Designato
IIII. Pudens Augusti Libertus
Procurator
Patrono suo posuit.
Se
puede aclarar que el vocablo Imperator
hace referencia a la dignidad de emperador, siendo el máximo regente
del estado romano, con potestad suprema de mandar los ejércitos.
Otro término, Caesar,
hace referencia a la dignidad imperial, aplicándose a todos los
emperadores desde los inicios de la institución por obra de Julio
César. Asimismo, Augusto
se refiere a la cualidad sacra que todo imperium
o poder imperial conlleva per se, a la que se añade la de Pontifici
Maximo,
que se refiere al sumo pontificado, esto es, la posesión y
reconocimiento del mayor cargo religioso que regía toda la vida
romana. De otro lado, el título de Tribunicia
Potestatis
hacía mención al cargo de tribuno de la plebe, es decir, un
magistrado que impedía las vejaciones al pueblo por parte de los
poderosos. A ello se añade Patri
Patriae
o padre de la patria, la abreviatura de Cónsul
y, finalmente, AUG
la de pertenecer al colegio de los augures.
Inscripción en honor del emperador Nerva hallada en 1762. Fuente: "Memoria
antigua de romanos nuevamente descubierta en las minas de Rio-Tinto".
Analizando
el significado del texto en sí, no cabe duda alguna de que se trata
de una dedicatoria de Pudente, liberto y procurador romano de las
minas, a Nerva, recién nombrado emperador y, en base al lugar del
hallazgo de la lámina cuprífera, queda claro que no buscaba una
publicidad máxima de este hecho, sino que se conformaba con dar
conocimiento de ello únicamente a los esclavos y los mineros allí
emplazados. Pero, ¿quién fue este emperador romano cuyo nombre
quiso detentar para sí una villa onubense desde el mismo momento de
su nacimiento y por siempre? Veámoslo.
El
emperador Marco Coceyo Nerva nació en Nequinum, en la región de
Umbría, sita al norte de Roma. Sus padres fueron Marco Coceyo Nerva
y Sergia Plautilla, quienes se estima que tuvieron al futuro
emperador en una fecha entre el 30 y 35 d.C. Asimismo, Nerva procedía
de una familia que ostentó destacadas
dignidades tanto durante la República como durante el Imperio,
siendo sus familiares cónsules o incluso parte del séquito imperial
de Tiberio (42 a.C.-37 d.C.), al tiempo que también estaba
emparentado con miembros de la dinastía Julio-Claudia.
Nerva fue elegido
pretor en el año 65, bajo el reinado del emperador Nerón, a quien
informó de una conspiración en su contra dirigida por Cayo
Calpurnio Pisón. Este notable hecho le valió un gran reconocimiento
imperial e incluso la erección de estatuas de su persona, al tiempo
que fue incluido en el séquito de Nerón junto a Vespasiano; de cuyo
hijo, Tito Flavio Domiciano, hubo de ejercer la tutela cuando
abandonó Roma para combatir a los rebeldes judíos.
Panorámica de la villa de Nerva. Fuente: www.nerva.es
Tras
la muerte del emperador Nerón en el año 68 se produjeron unos
terribles momentos para el Imperio Romano, pues aconteció una guerra
civil en la que Nerva decidió posicionarse a favor de los Flavios.
La historiografía nos dice que,
en los años sucesivos, fue tal la convulsión que afectó al
Imperio que produjo la caída de los emperadores Galba, Otón,
Vitelio y, por último, Vespasiano. Finalmente, y ya en el año 96,
Domiciano fue asesinado tras llevarse a cabo una conspiración en la
que tomaron parte miembros de la Guardia Pretoriana y algunos de sus
libertos. Y ese mismo día fue proclamado Nerva emperador por
decisión senatorial, quien ejercería, quizás ya por su avanzada
edad y experiencia, un gobierno moderado y muy beneficioso para Roma
hasta que aconteció su muerte el 27 de enero del año 98 d.C.
Quizás la
personalidad y el demostrado buen hacer que llevó a cabo Nerva
durante su gobierno influyese en el hecho del cambio nominal del
municipio onubense con su nombre, cuyos regidores comenzaban a
finales del siglo XIX una nueva y destacada etapa que, deseando proceder ya como villa independendiente, y a lo largo de todo el
siglo posterior, tendría gran relevancia en la historia minera y
de las reivindicaciones sociales derivadas de dicha actividad, pioneras en nuestra provincia.
-Memoria
antigua de romanos nuevamente descubierta en las minas de Rio-Tinto.
Ed. Facsímil. Sine data.
-REMESAL
RODRÍGUEZ, J. “Epigrafía
y política en el siglo XVIII. La inscripción dedicada a Nerva
hallada en Río Tinto”. Florentia
iliberritana: Revista de estudios de antigüedad clásica,
ISSN
1131-8848, Nº 9, 1998, págs. 499-517.
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