¿Qué es la Historia?

"La Historia cuenta lo que sucedió, la Poesía lo que debía suceder"

Aristóteles (384-322 a.C.)

lunes, 24 de mayo de 2021

La batalla naval de Ayamonte de 1624

El VI marqués de Ayamonte, Francisco Antonio Silvestre de Guzmán y Zúñiga, nació en esta villa costera onubense en el año de 1606 y murió en el Alcázar de Segovia en el 1648 tras ser juzgado y finalmente condenado por el delito de lesa majestad. De Guzmán fue uno de los nobles más acaudalados de todo el siglo XVII, pues su fortuna rondaba los 30.000 ducados anuales, que fueron el resultado, principalmente, de las ganancias de la intensa actividad comercial efectuada en la villa ayamontina y el resto de su territorio jurisdiccional.

Las fuentes documentales no parecen aportar adscripción o cargo alguno ejercido con los reinados de sendos monarcas coetáneos de su marquesado, Felipe III (1578-1621) y Felipe IV (1605-1665); a excepción del nombramiento en 1640 de Ayamonte como plaza fortificada fronteriza que debía contener si fuera preciso a las tropas revolucionarias portuguesas del duque de Bragança. No obstante, sí hay noticias tempranas referentes al interés del marqués por erradicar la piratería y el corso que con frecuencia asolaban las costas portuguesas y onubenses, tal y como narra la documentación de principios del siglo XVII.

De tal modo, un destacado documento cuenta que el día 22 de junio de 1624 acudió el marqués, junto a su séquito, a la ciudad de Tavira (Portugal) para asistir a unas fiestas de toros y de cañas que organizaba la ciudad cada año en honor a San Juan Bautista. Allí pudo comprobar cómo las autoridades lusas le refirieron los constantes ataques sufridos por los piratas norteafricanos y turcos a las costas, consistentes en saqueos, incendios y captura de muchos de sus habitantes para ser empleados como esclavos y, además, habiendo acontecido estos solo unas horas antes de su venida.

Estas aciagas noticias consternaron sobremanera al marqués de Ayamonte, quien de primera mano vio crearse una pequeña armada para tratar de poner fin a estos ataques piráticos sobre las costas lusas, tal y como refiere la documentación: «...mandó aprestar dos barcos grandes cubiertos, y dos luengos, de doze remos, seys por cada banda, sutiles y ligeros, en los quales embarcó gente de lo más lucido de su estado, y pertrechos, mosquetería y artillería capaz, a tales baxeles».

Al poco, y una vez constituida y armada esta flotilla, zarpó ese mismo día de madrugada realizando una navegación de cabotaje y vigilando a cualquier buque que se aproximara tanto a las costas andaluzas como portuguesas, para mayor seguridad del marqués mientras residía en la localidad portuguesa. Así, a pocas horas de iniciada la vigilancia, ya se divisaría en dirección sudeste a un navío que se les aproximaba hacia sus popas. Los pilotos, tras comprobar que el buque llevaba vela latina e insignias confusas, dieron orden de trincar velas y maniobrar para colocarse en posición de ataque: «...se puso la gente y artillería en orden, y se biró sobre ella, enbiando un barco luengo a reconocerla, como baxel más sutil. Diéronle voces y preguntaron qué gente era. Respondieron que amigos. Con todo esso se entró a reconocerla con recato, porque semejante palabra no assegura en esta costa, antes engañan con ella los renegados que la inquietan».

 

Retrato del VI marqués de Ayamonte, Francisco de Guzmán y Zúñiga. Fuente: www.juntadeandalucia.es

 

A su vez, desde la costa de Tavira, se contemplaba esta acción de reconocimiento en el mar por parte del corregidor y capitán mayor y demás caballeros del regimiento de la ciudad y, pensando estas autoridades que se trataba de un abordaje a un buque enemigo: «...ymbiaron una falúa con gente de guerra, y un barco que todo pudiera ser de mucha importancia para la resistencia que hiciera la saetía si fuera de enemigos por ser de buen porte, y bien artillada».

No obstante, y tras constatar finalmente que no era un navío enemigo, inició de nuevo la falúa (embarcación ligera y alargada empleada en puertos y ríos) su regreso a puerto lanzando salvas de artillería que eran contestadas recíprocamente desde tierra. Esta tranquilidad propició que continuasen las celebraciones previstas en honor de San Juan Bautista y a las que asistía como invitado el marqués de Ayamonte: «...vinieron los Cavalleros con grande acompañamiento, y llevaron al Marqués a la ventana donde avía de ver la fiesta; en la qual se dize, no avía persssona visto fiestas, desde las últimas, en que el Rey don Sebastián, que Dios aya las vio».

El marqués permaneció en Tavira también durante el domingo 23 y el lunes 24 de junio, fecha ésta en la que llegó a la ciudad lusa un enviado desde Ayamonte, en torno a las dos de la madrugada, y quien le comunicó a de Guzmán y Zúñiga que habían divisado dos posibles navíos piratas armados frente a las costas ayamontinas. Así, y tras conocer la noticia, el corregidor y capitán mayor de Tavira, le ofreció al noble onubense ayudarle yendo también a Ayamonte con su infantería embarcada en una carabela que comandaría el sargento mayor de aquella ciudad para tratar de socorrer a la villa onubense.

Sin embargo, el marqués de Ayamonte rechazó esta ayuda portuguesa por tratarse de horas difíciles para reclutar hombres sin paga y además ello conllevaría mucho tiempo en realizar todos los preparativos de guerra; ordenando, no obstante, preparar la defensa en la propia villa de Ayamonte: «...mandó prevenir un barco de un vasallo suyo, que estava en aquél puerto, para embarcarse en él por aventajarse en ligereza».

El bajel (embarcación de vela de grandes dimensiones) armado por orden del marqués y en el que él mismo embarcó el día 25 de junio, inició una navegación de cabotaje tras salir de la barra de Ayamonte por toda la costa a fin de localizar algún buque enemigo y, así, en torno a las cuatro de la tarde, se cruzó con otros dos buques españoles que venían huyendo y que «...asseguraron las nuevas de los enemigos, pues desde las torres del lugar de Ayamonte se descubrieron».

 

Escudo nobiliario del marquesado de Ayamonte. Fuente: www.juntadeandalucia.es

 

Para mayor seguridad en el proceso de búsqueda y captura de los enemigos, se había armado en Ayamonte esa misma mañana otro navío de mayor peso que realizaba una navegación más lenta, y además sería el que encabezaba la expedición, seguido del bajel del marqués de Ayamonte, que era mas veloz. Al anochecer se divisaron finalmente dos saetías enemigas (embarcación de tres palos y una sola cubierta que se utilizaba para el corso o mercadeo), con insignias islámicas, y la flotilla española decidió emplear una táctica a fin de engañar al enemigo, consistente en hacer creer a los piratas que el primer buque hispano se retiraba hacia la costa, quedando solo atrás el bajel del marqués en espera de acontecimientos.

El engaño funcionó, pues los piratas musulmanes acudieron tras el navío español que, de forma lenta, se aproximaba a las costas onubenses, al tiempo que el navío del marqués de Ayamonte les hizo frente: «...halló delante el barco donde yba el Marqués, que a los mosquetazos avía venido sobre ellos, y les dio rociada con la artillería y mosquetería. Los enemigos tiraron algunos balazos, pero viéndose embestidos, se rindieron, echándose algunos a la mar, particularmente un renegado portugués, y otros que al embestirlos claramente hablaban Españolado».

El otro buque pirata, más rezagado, se dio finalmente a la fuga sin presentar lucha; y siendo las once de la noche del día 25 de junio de 1624, concluyó el combate naval frente a las costas ayamontinas. Solo quedaba pues a las autoridades hacer balance de la contienda que previno un asalto y saqueo de la villa de Ayamonte: «...traía esta saetía Turcos, Moros y renegados, y tres pieças de artillería, diez mosquetes, algunos alfanjes, pólvora y balas, bastones, armas para las pressas que cada día hazen de barcos de pescadores y otros a quien se atreven».

Por último, esta batalla liderada por el marqués de Ayamonte, con victoria para las armas hispanas, propició como era de esperar una gran alegría en la villa onubense, que realizó las obligadas celebraciones: «...entró el Marqués en la villa de Ayamonte, y fue muy bien recibido con la toma desta pressa, por el daño que hazen tales baxeles en esta costa».

 

 

Bibliografía:

 

-Presa que el Señor D. Francisco de Guzmán y Zúñiga, Marqués de Ayamonte, hizo en veynte y cinco de Junio deste presente año de 1624. Impr. Francisco de Lyra, Sevilla, 1624.

-www.rah.es







No hay comentarios:

Publicar un comentario