La lluviosa mañana del 21 de
abril del año 1929 fue el momento elegido para inaugurar el monumento a la Fe
Descubridora o, como refería la prensa de la época, el monumento a Colón; sin
duda uno de los monumentos más representativos que posee la ciudad de Huelva.
Los actos comenzaron temprano, en
torno a las once y diez de la mañana, cuando llegaron las autoridades civiles y
militares a la glorieta en la que se sitúa el monumento. Allí ya estaba
instalado un pequeño altar con la imagen de la Virgen de la Cinta, Patrona de
Huelva, en tanto que testigo de honor de tan solemne inauguración para la
ciudad.
Asimismo, se había dispuesto a la
entrada del monumento una guardia de honor formada por un destacamento de la
tripulación del crucero español “Almirante Cervera”, mientras que otra compañía,
perteneciente al crucero estadounidense “Raleigh”, hacía lo propio por el
flanco izquierdo del monumento. Los primeros en aparecer, con uniforme de gala y
tras cruzar esa guardia de militares, fueron el Jefe del Gobierno Miguel Primo
de Rivera, el ministro de Marina Mateo García de los Reyes y, en representación de la monarquía, el
infante Don Carlos.
Desfile de marineros estadounidenses en el acto de inauguración del monumento. Fuente: www.lillustration.com
Tras la llegada del resto de autoridades
al lugar se iniciaron los actos, siendo el primero de ellos la bendición del
monumento por parte del arcipreste Román Clavero para, acto seguido, y formando
los presentes en torno a la autora de la obra, Gertrude Vanderbilt Whitney,
escuchar el discurso de Ogden Hammond, embajador de Estados Unidos en España.
El diplomático hizo alusión a la
satisfacción que le producía “…entregar este monumento, donativo del pueblo de los
Estados Unidos a España”, al tiempo que se refería a la importancia
trascendental de la gesta colombina del Descubrimiento de América para,
finalmente, dedicar unas palabras a la célebre escultora Whitney: “…cuyo genio
artístico ha creado un monumento que no sólo simboliza la fe de los católicos
reyes y el valor de Cristóbal Colón, sino que recuerda noblemente el sentimiento,
la amistad y la gratitud que el pueblo de los Estados Unidos siente hacia la
nación española”.
Concluyó el embajador
estadounidense su discurso leyendo un mensaje telegrafiado por el propio
Presidente de los Estados Unidos, Herbert Clark Hoover, el cual reiteraba la
estima que mantenía el pueblo americano hacia el español, así como sus mejores
deseos a la nación que favoreció los descubrimientos colombinos.
Momento de la alocución del embajador de Estados Unidos en España a las autoridades presentes. Fuente: www.bne.es
Tras esta alocución, se produjo
la réplica por parte del Jefe del Gobierno español, Primo de Rivera. En efecto,
el marqués de Estella hizo referencia al “…deseo de honrar la insuperable
gloriosa memoria de Cristóbal Colón y de sus colaboradores, y de los reyes
españoles que los alentaron”. Prosiguió el militar alabando también las
virtudes artísticas de la señora Whitney y refiriéndose, al mismo tiempo, a la
grandeza de la nación estadounidense y la nobleza de las palabras de su
presidente.
Una vez acabaron los discursos,
desfilaron marcialmente las dotaciones de los cruceros delante de las
autoridades allí congregadas como colofón de los actos en las inmediaciones del
monumento. Así, tras su conclusión, se celebraría un banquete para un total de
trescientos comensales en la Punta del Sebo, presidido por el infante Don
Carlos, y entre los que se encontraban diplomáticos, militares, miembros de la
nobleza y diversas autoridades políticas; quienes festejaron con un brindis final la
inauguración de tan magna y simbólica obra para nuestra ciudad.
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