En 1833
la península Ibérica fue afectada en su totalidad por una pandemia de cólera
morbo, una terrible enfermedad para la época que ya hizo estragos años antes en
países de Europa como Polonia, Alemania, Hungría, Austria o Inglaterra,
afectando por igual a todas las clases sociales.
Existen
diversas opiniones acerca de cómo penetró la enfermedad en territorio onubense,
pues la historiografía decimonónica culpa de ello a la entrada de un cuerpo de
ejército procedente de Portugal, aunque a día de hoy resulta más plausible la
teoría que afirma que se transmitió en nuestra provincia a través del tráfico
marítimo.
La
epidemia perduraría desde agosto de 1833 hasta enero de 1835 en territorio andaluz,
siendo su progresión de tipo pendular; esto es, dándose focos alternativos
tanto en el oeste de la región como en su parte este. El miedo a esta
enfermedad, tanto por la rapidez de su propagación como por sus enormes efectos
en la población, hizo que se adoptasen de inmediato medidas conducentes a
limitar los casos de potenciales afectados.
En este
sentido, se determinó efectuar un cierre de fronteras con Portugal y limitar la
libre circulación de personas, a excepción de concretos puntos de acceso dispuestos previamente
por las autoridades, estableciéndose asimismo cuarentenas y cordones sanitarios
diversos. En lo afectante a Huelva, se determinó su incomunicación completa y,
debido al surgimiento de nuevos brotes un año más tarde en otras villas y
ciudades, se aplicaría de nuevo este sistema al territorio andaluz en su
conjunto, disponiendo para ello de un amplio cordón sanitario efectuado por tropas de
línea que protegieron el territorio desde Fregenal de la Sierra hasta Lorca.
Grabado con mujeres que cuidan a enfermos del cólera en el s. XIX. Fuente: www.abc.es
En lo que
respecta a la provincia, y desde los días 17 al 22 de agosto de 1833, hubo
treinta y dos personas infectadas, de las cuales doce resultaron muertas, ocho enfermas consideradas
graves, once leves y una convaleciente; aunque lo cierto es que a partir del día
22 no existía rastro alguno de la enfermedad en los pueblos, a excepción de la
capital. Un grupo de facultativos procedentes de Trigueros sobrepasaron el
cordón sanitario para conocer la situación de primera mano, conversando con los
médicos de Huelva, quienes, según sus propias palabras, afirmaron que “…el mal
era el cólera-morbo, pero muy benigno en las personas exentas de vicios y
acostumbradas a buen régimen, pues una de esta clase que cayó enferma el 21,
estaba ya fuera de peligro en la tarde del 22”.
Así, en
lo referente a las medidas adoptadas contra la propagación del cólera en la
ciudad de Huelva, debemos atender a las informaciones dadas por la Real Orden
publicada el 29 de agosto de 1833, la cual fue la respuesta a los avisos
emitidos desde la Junta Superior de Sanidad de Andalucía. De tal modo, se
determinó, en primer lugar “…el acordonamiento de la villa de Huelva, dispuesto
por el capitán general de Andalucía”. Asimismo, se vigilaron “…los pueblos que
se hallan situados al radio de diez leguas de la villa de Huelva, y se
establecerá a la referida distancia tan pronto como sea posible el segundo
cordón de tropas repartidas en los puntos y cruceros que designe el capitán
general”.
De otro lado, estas operaciones de “estado
de excepción” iban a completarse con la adopción de “…disposiciones
convenientes para que, en la villa de Huelva, u otro punto que pueda
contagiarse, no falten víveres ni ninguno de los artículos necesarios para la
subsistencia de sus habitantes, y para la curación y asistencia de los enfermos
y convalecientes”. Igualmente, con especial atención se atendió también al
medio marítimo, por ser un posible foco de entrada de la enfermedad, en tales
términos: “…se prohíbe la salida al mar, no solo de las embarcaciones surtas en Huelva ó que hubiesen de desembocar el rio
Odiel, sino también de las que deban salir por el
Río-Tinto”, al tiempo que se recibirían en la ciudad a los buques en calidad de “patente
sospechosa”.
Finalmente se dispuso que “…si penetrase el
contagio hasta la capital de la provincia de Sevilla, el capitán general y las
autoridades centrales o provinciales saldrán de ella conforme a lo prevenido en
la Real resolución de 17 de agosto de 1813, pero deberán permanecer dentro de
la capital sus autoridades locales y municipales”.
El conde de Ofalia (1775-1847), presidente de la Junta Suprema de Sanidad, firmante de la R.O. con medidas para atenuar el cólera en Huelva. Fuente: www.senado.es
Sin embargo,
estas drásticas medidas fueron pronto eliminadas, al constatarse que no
produjeron la efectividad deseada y, dificultaban considerablemente asimismo gran
parte de la actividad comercial efectuada, prefiriéndose realizar como
alternativa un exhaustivo saneamiento urbano y una atención más específica y
paliativa a los enfermos coléricos.
Aun así, entre
el 9 de agosto de 1833 y el 28 de septiembre de 1834, los estragos de la
pandemia en Huelva, ciudad con 7.173 habitantes en aquel año, fueron los
siguientes: se detectaron un total de setecientas veinte personas infectadas,
de las cuales murieron doscientas cuarenta y una; siendo, por tanto, treinta y
tres el valor para la tasa de letalidad e igual valor para la tasa de mortalidad.
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