La instauración de la II
República española en abril del año 1931 favoreció, en inicio, una
articulación y desarrollo de los diversos programas autonomistas
regionales, siendo el territorio andaluz uno de las solicitantes de
un modelo autonómico propio mediante la elaboración estatutaria y
la realización de actos políticos conducentes a la obtención de
una autonomía gubernativa para la región.
Se pretendía conseguir
una organización político-administrativa propia, apoyada en la
potestad de emitir leyes que, igualmente, formarían parte del
ordenamiento jurídico estatal y siempre bajo el marco
constitucional; desechándose así el modelo federalista
propugnado a principios del siglo XX y aceptándose otro modelo
autonomista estatutario derivado del poder constituyente del
Estado.
El republicanismo español
propició el resurgir de la defensa del andalucismo, aunque
realmente no había en Andalucía, a principios de los años treinta,
ni un arraigo del mismo en la estructura social de la región, ni la
existencia de una serie de fuerzas políticas que impulsaran y
canalizasen ad hoc sus ideales en el marco de actuación política
propia de los debates parlamentarios. Por ello, los teóricos
del andalucismo crearán la Junta Liberalista de Andalucía
a fin de concienciar a la sociedad sobre el ideal autonomista
andaluz, así como también presionar a los políticos para que, por
medio de la actividad parlamentaria, se consiguiese el ansiado
Estatuto de Autonomía para la región andaluza; siendo ello
algo que, por cierto, nunca se conseguiría en este período.
En este sentido, y tras
rechazarse las tesis más radicales, se establecen reuniones en la
citada Junta conducentes a solicitar, por parte de la
Diputación de Sevilla, el establecimiento de una Asamblea de
Diputaciones, cuya
finalidad fuera la creación ex novo de un Estatuto de Autonomía
para Andalucía. Sin embargo, la elaboración de esta normativa fue
algo más pausada, pues aún harían falta la celebración de nuevas
reuniones conjuntas de todas las Diputaciones con el fin de acordar
las bases para un futuro anteproyecto de Estatuto; quedando ello
definitivamente plasmado en la Asamblea de Córdoba de enero
del año 1933 que, aunque prevista para mayo del año anterior,
fue pospuesta hasta esa fecha tras unificarse las diversas corrientes
de pensamiento y la hoja de ruta a seguir.
Acto del izado oficial de la bandera de Andalucía en el consistorio de Aracena en 1932. Fuente: www.todocoleccion.net
De este
modo, y en representación de la ciudad de Huelva, se designaron
nombres y entidades de renombre pertenecientes al ámbito político,
económico y social onubense para acudir a esta decisiva Asamblea.
Así pues, encontramos a diputados como Fernando Rey Mora, José
Terrero Sánchez, Luis Cordero Bel, Agustín Marcos Escudero, Ramón
González Peña, Luis Velasco Coffin y Florentino Martínez Torner;
además de destacadas entidades de la ciudad, tales como la Cámara
de Comercio, Industria y Navegación,
la Cámara Agrícola Provincial,
la Cámara Oficial Minera,
los Colegios Oficiales de Médicos,
Veterinarios y Abogados, el Ateneo
Popular,
la Asociación de la Prensa,
la Junta de Obras del Puerto
o la Asociación Patronal de Mineros,
la Escuela Normal de Maestros,
la Inspección de Primera Enseñanza
o el Director de la Sucursal del Banco
de España, entre otras.
Igualmente,
fueron numerosos los consistorios provinciales, además del
capitalino, que se sintieron comprometidos y optaron por adherirse al
ideal andalucista durante la II República, destacando así los
ayuntamientos de Aroche, Cumbres Mayores, Lucena del Puerto, Nerva,
La Palma del Condado, Rosal de la Frontera, Villarrasa, Almonaster la
Real, Bollullos Par del Condado, Cañaveral de León, Cartaya, El
Cerro del Andévalo, Higuera de la Sierra, Lepe, Minas de Riotinto,
Trigueros, Villanueva de las Cruces, Zalamea la Real, Ayamonte y
Aracena.
De otro lado, se
configuró una nueva entidad por parte de los promotores del
andalucismo, la llamada Comisión Organizadora de la Asamblea
Regional Andaluza, presidida por el presidente de la Diputación
Provincial de Sevilla, Hermenegildo Casas Jiménez, y estando formada
por alcaldes y diputados a Cortes de toda la región, así como por
los miembros de las anteriores gestoras provinciales de Córdoba y
Sevilla; siendo su fin último el de aglutinar y organizar a las
máximas entidades políticas, culturales, sociales y administrativas
posibles de la región para conseguir el establecimiento definitivo
de una normativa estatutaria autonómica para Andalucía.
Precisamente, y sin
entrar a analizar aquí el desarrollo y las consecuencias políticas
del proyecto andalucista, sí nos interesa tratar un acontecimiento
de gran significación política, en especial, para la ciudad de
Aracena y, por ende, la provincia onubense. En este mismo sentido, y
en paralelo a las reuniones que se celebraban para conseguir el
Estatuto, proseguían los actos tanto formales como simbólicos de
adhesión al proyecto andalucista. Así, tenemos noticias de un
primer compromiso por parte del consistorio aracenés el día 29 de
octubre de 1932, cuando su alcalde, Pedro Ceballos, escribió al
Presidente de la Diputación de Sevilla, el Sr. Casas, a fin de
notificarle el nombre del representante designado por parte de este
municipio para asistir a la Asamblea de Córdoba de este modo:
“El Ayuntamiento de
mi presidencia en sesión de doce del actual, acordó nombrar al
Tercer Teniente de Alcalde Don Rafael Pérez Tello, para que
represente a esta Corporación en la Asamblea que ha de celebrarse en
Córdoba durante el próximo mes de Noviembre para dotar a nuestra
Región de una organización administrativa autónoma, mediante un
Estatuto. Viva V.E. muchos años. Aracena 29 de octubre de 1932”.
El presidente de la Diputación Provincial de Sevilla e ideólogo del andalucismo, Hermenegildo Casas. Fuente: www.wikanda.es
Sin embargo, y con este
firme compromiso demostrado por el Ayuntamiento de Aracena en pos de
obtener un régimen autonómico, se produjo posteriormente un hecho
histórico de gran simbolismo y significación, como fue el izado de
la bandera de Andalucía en el balcón del consistorio aracenés,
siendo éste el primer municipio de toda la región andaluza donde
ondeó oficialmente la bandera verde y blanca; quedando asimismo este
hecho demostrado en un telefonema, fechado el día 6 de noviembre del
año 1932, una vez fue remitido por este ayuntamiento serrano a
Hermenegildo Casas de tal forma:
“CELEBRADO ACTO IZAR
BANDERA REGIONAL. ASISTENCIA AUTORIDADES FUERZAS VIVAS POBLACIÓN.
RESULTÓ ACTO BRILLANTÍSIMO. DÁNDOSE VIVAS A ESPAÑA REPUBLICANA.
ANDALUCÍA. ARACENA. CONTESTANDO ENTUSIASTO PUEBLO.”
En efecto, ese día
quedaría izada la bandera andaluza junto a la nacional, al tiempo
que la banda de música municipal interpretó el Himno de Riego
y La Giralda, tras los aplausos del numeroso público
asistente. Igualmente, fue notable la amplia presencia de autoridades,
destacando la del juez de primera instancia Sánchez de Lamadrid, el
juez municipal Martín de Oliva, el registrador de la propiedad
Moreu, el teniente de la Guardia Civil, Gómez, el secretario
judicial, Santiuste, así como diversos representantes de las
Sociedades y Círculos de Recreo municipales. Finalmente, y siendo
madrina de la bandera la propia hija del alcalde acompañada por la del
jefe del partido Radical, el corregidor aracenés pronunció un breve
discurso como colofón del acto institucional, entonando vivas a la
República española y Andalucía.
Ante este histórico
acontecimiento de gran significación política, no se hizo esperar
la respuesta, mediante una nota de prensa, por parte de la Comisión
Organizadora de la Asamblea Regional Andaluza por medio de su
máximo dignatario, el señor Casas:
“El Alcalde del
Ayuntamiento de Aracena (Huelva) D. Pedro Ceballos, ha dirigido al
Presidente de la Diputación de Sevilla, Señor Casas, un telegrama
de adhesión entusiasta a la Asamblea Regional, y comunicándole que
la Corporación ha adoptado el acuerdo de izar la Bandera de
Andalucía en el edificio municipal. El Señor Casas le ha contestado
felicitándole por ser el Ayuntamiento de Aracena el primero de la
Región que enarbola oficialmente la enseña blanca y verde”.
De tal modo, este hecho
quedaría plasmado por siempre en la historia de la ciudad de
Aracena, cuya memoria preserva desde entonces el primer izado de la
bandera andaluza en un consistorio; una enseña que, a la postre y
según sus propios ideólogos, debe poseer tres franjas alternadas
con los colores verde, blanco y verde, a fin de simbolizar las casas
blancas sobre los campos verdes, esto es, “los pueblos y los campos
andaluces”.
Bibliografía:
-https://centrodeestudiosandaluces.info
-LACOMBA,
J.A. La II República española y las autonomías. El caso
andaluz. Revista de Estudios Regionales. Extraordinario.
Vol. II.1980.
So.... basicamente este acto en Aracena (el izado de la bandera de Andalucía) dió la legitimidad a Andalucía como comundiad autónoma, ¿no?
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