El día 3 de agosto de
1917, enmarcado en las numerosas acciones navales bélicas de la Gran
Guerra (1914-1918), tuvo lugar en las costas onubenses un ataque de
guerra submarina protagonizado por el sumergible alemán U-39 y el
buque mercante noruego SS Halldor.
El navío, de bandera
noruega desde 1915, fue construido por la J. Priestman & Co. en
Sunderland, Inglaterra, en 1896, y era perteneciente a la compañía
Odfjell A/S - Storli A/S - Fr. & Abr. Odfjell, cuya sede estaba
radicada en la ciudad de Bergen (Noruega). Con un peso de unas 2919 toneladas, había zarpado el 22 de julio
anterior desde Glasgow, en Escocia, y tenía como destino el puerto
italiano de Civitavecchia, en Roma.
Se trataba de un buque mercante de propulsión a vapor que, al mando
del capitán Bendix Herman Sjursen (nacido en Stavanger en 1885), transportaba unas 4400 toneladas
de carbón en el momento del ataque. Estaba construido en acero,
capaz de alcanzar una velocidad máxima de 11 nudos y era poseedor de
unos 99,1 m x 14,3 m x 7,2 m de dimensiones totales. Por su parte, el
submarino atacante, el U-39, fue construido en los astilleros de
Germaniawerft, en Kiel, y fue botado el día 26 de septiembre del año
1914. Su comandante fue el Kapitänleutnant Walter Forstmann
(1883-1973), nacido en Essen y condecorado nueve veces, ostentando la
Cruz de Hierro de 1ª Clase, entre otras.
El Kapitänleutnant Walter Forstmann. Fuente: www.uboat.net
La tripulación del
Halldor, formada por un total de 24 marineros, de los cuales tres de
ellos eran españoles, fueron testigos directos de lo acontecido
horas antes en la mar, y relataron con gran pesar a su llegada a
tierra el ataque germano. Así, refirieron que, en torno a las 17:50
horas, sintieron el rugir de unos “tres cañonazos”, lo que
produjo que se ordenara inmediatamente parar máquinas y detener la
nave, en un punto no bien especificado al SO de la ciudad de Huelva,
pero estimado sobre una distancia de entre siete y diez millas de la
barra onubense.
Los disparos efectuados
por el submarino germano no alcanzaron al objetivo, por lo que se
deduce que se trataron de disparos de advertencia, a fin de lograr la
detención del buque. Así, en torno a las 18:00 horas, el sumergible
comenzó a emerger lentamente, divisándose la parte superior del
casco, la bandera de combate y un cañón; para, acto seguido,
aproximarse al navío noruego y subir a bordo varios miembros de la
tripulación alemana.
Los alemanes accedieron a
las dependencias del Halldor, cogiendo víveres y objetos valiosos de
los marinos nórdicos en una acción de saqueo que concluyó a las
18:15 horas, cuando finalmente el comando de asalto alemán colocó varias cargas explosivas en las bodegas del buque, y mientras que el
capitán Sjursen despachaba con Forstmann en el submarino por varias
horas para, finalmente, permitir que la totalidad de la tripulación
noruega montase en dos botes con sus pertenencias y se dirigiera a la
costa onubense, separándose ya de su nave que seguía al pairo.
El buque noruego SS Halldor. Fuente: www.wrecksite.eu
Pocos minutos más tarde
pudieron oírse varias explosiones simultaneas que confirmaban el
lento hundimiento del buque noruego, mientras su tripulación remaba
hacia tierra. En efecto, el primer bote transportaba al primer
oficial y a once marineros, quienes arribaron a la playa de Mazagón
en torno a las 23:00 horas. De tal modo, y una vez en tierra, los
marinos se dirigieron al cuartel de carabineros próximo al faro del
Picacho, donde fueron auxiliados por la dotación militar allí
destacada.
Por su parte, el otro
bote, ocupado por el capitán del Halldor y los once marineros
restantes, se dirigió hacia el navío de los prácticos, donde
fueron igualmente atendidos y auxiliados. Allí tuvieron que esperar
la llegada del cañonero español Vasco Núñez de Balboa que, tras
recibir la orden de auxilio, acudió sobre las 2:30 horas hacia la
posición del vapor de los prácticos para recoger a los náufragos y, una vez concluido, seguir con rumbo a la barra para
hacer lo propio con el resto de la tripulación nórdica,
prosiguiendo su último rumbo hacia el puerto de Huelva, donde
atracaría a las 8:00 horas.
Una vez desembarcados en
Huelva, la dotación noruega acudió, finalmente, y entre los gritos
de admiración de los numerosos curiosos allí congregados, a la
Comandancia de Marina, donde prestarían declaración a las
autoridades militares españolas de lo sucedido en su buque el día
anterior, algo que repetirían nuevamente el 11 de agosto ante el
cónsul de Noruega en Cádiz, el señor Emile Huart.
BIBLIOGRAFÍA:
-Sjøforklaringer
over Norske Skibes Krigsforlis. Bind III. Utgit ved Sjøfartskontoret.
2Det. Halvaar, 1917.
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