¿Qué es la Historia?

"La Historia cuenta lo que sucedió, la Poesía lo que debía suceder"

Aristóteles (384-322 a.C.)

martes, 7 de febrero de 2012

El hundimiento del "Sarastone" en Huelva

El día 29 de Octubre del año 1941, y dentro del contexto bélico mundial, tuvo lugar en Huelva una acción de guerra entre un avión de la Luftwaffe alemana y dos cargueros británicos, cuya misión era la de transportar por vía marítima hasta Inglaterra diversas toneladas de mineral extraído de las minas onubenses.

Tal hecho fue un ejemplo claro de colaboracionismo y connivencia ideológica entre los regímenes español y alemán, ya iniciado durante la Guerra Civil española con el envío de armamento militar germano al bando nacional, así como la participación directa de unidades militares alemanas, como la Legión Cóndor; aunque, iniciada la conflagración bélica mundial, se manifestaría ahora de forma clara durante sus primeros años. 

En efecto, tras la reunión celebrada en Hendaya (Francia) el 23 de Octubre del año 1940 entre Francisco Franco y Adolf Hitler, España determinó que no participaría de una forma directa en la II Guerra Mundial con el envío de un gran número de divisiones de combate a los frentes de batalla, y lo hizo en base a su precaria situación económica y armamentística, ya que estaba recién concluido el conflicto civil.

Además, todas las pretensiones territoriales exigidas por Franco al país germano como contraprestación a su entrada en la Guerra, y que debían concederse una vez concluyese el conflicto y fuera creado un nuevo orden geopolítico, se les antojaban intolerables al Führer, quien temía que otros aliados tan fieles como Mussolini o Petain se sintiesen traicionados por el III Reich al conceder extensos territorios a España en el África septentrional y el Mediterráneo, inclinándose de tal forma la balanza de preponderancia militar en el sur europeo hacia el país hispano.  

Así las cosas, el colaboracionismo resultante entre ambos países se vio reflejado en que España ofrecería a Alemania sus bases aéreas y navales para el reabastecimiento de aviones y buques respectivamente, al igual que permitiría la entrada de agentes de inteligencia en el territorio español a fin de efectuar acciones de espionaje y sabotaje contra intereses económicos y militares de los Aliados. Será pues, en este contexto, cuando tendría lugar el acontecimiento que aquí nos ocupa, el ataque a dos buques británicos en aguas jurisdiccionales españolas por parte de un bombardero alemán, produciéndose el hundimiento de uno de ellos, tras una labor de inteligencia efectuada por agentes italianos y de la Abwehr alemana en la ciudad de Huelva. Veámoslo.

Uno de los mercantes británicos bombardeados fue el “Sarastone”, el cual formaba parte de una amplia “lista negra” para el Gobierno español de buques mercantes extranjeros, precisamente por haber comerciado con la parte republicana durante la Guerra Civil. De tal forma, dicho barco estuvo en el puerto asturiano de El Musel, en Gijón, el día 17 de Julio de 1937, procedente de Saint Nazaire, y que junto al “Cantlestone-Castle” quiso atracar bajo el fuego artillero de dos buques de guerra del bando nacional, el “Velasco” y el “Plus Ultra” para recoger evacuados y, aunque dichos buques trataron de impedirlo, finalmente desistieron de su intención al verse amenazados por varias baterías de costa republicanas.

El mercante “Sarastone”, de 2.473 toneladas, matriculado en Gales y siendo su armador Stone & Rolfe Steamships Limited, se hallaba el día 29 de Octubre de 1941 terminando las labores de carga de mineral en los embarcaderos del muelle perteneciente a la “The Tharsis Sulphur and Copper Company Limited”, una vez le fue levantado el veto para atracar en puertos españoles al finalizar la contienda nacional; mientras que el otro buque atacado, el “Baron Newlands”, de 3.386 toneladas, hacía lo propio en el muelle perteneciente a la también británica “Rio Tinto Company Limited”.

Ambos vapores británicos, que tenían como destino Escocia, efectuaron su salida del puerto onubense entre las 9:30 horas y las 10:00 de la noche de ese mismo día, estando capitaneado el buque “Sarastone” por John Herbert y el “Baron Newlands” por el Capitán John Steven, quien iba tras el “Sarastone” siguiendo su misma derrota. Cuando navegaban a la altura de la Punta de El Sebo, apreciaron el sonido de un avión que volaba bajo y, de forma inmediata, los capitanes ingleses ordenaron a los artilleros ocupar sus puestos de combate por temor de que pudiera tratarse de un bombardero de la Luftwaffe alemana. Todo ello, asimismo, viendo cómo el buque italiano “Gaeta” allí anclado hacía señales morse al avión, lo cual hizo suponer a los británicos que se iba a efectuar un inminente ataque aéreo sobre sus buques.


El capitán del Sarastone John Emlyn Herbert (1899-1944). Fuente: www.borthmaritimehistory.com

En efecto, a las 23:45 horas de la noche, el avión alemán sobrevoló al “Sarastone”, que se encontraba navegando paralelo a la Barra de Huelva y, en cuestión de segundos, sufrió el impacto directo de una bomba arrojada en la parte de babor, en la bodega nº 2, produciéndose acto seguido una explosión y el ulterior incendio en la zona de impacto. Transcurridos unos quince minutos, el buque británico comenzó a hundirse, muriendo el Jefe de Máquinas, y procediéndose también a la evacuación de tres marineros heridos por la explosión junto con la tripulación ilesa, que embarcó en botes.

Si bien los documentos sobre este acto de guerra no nos informan sobre el modelo del avión alemán que protagonizó el bombardeo, opino que muy posiblemente se tratase de un bombardero “Junkers Ju 87 Stuka”, ya que solían ser las aeronaves empleadas para efectuar ataques preestablecidos contra objetivos concretos, ideados por la cúpula de la Luftwaffe, sin necesidad de dar conocimiento operativo alguno a la Wehrmacht.  

Por su parte, el Capitán del “Baron Newlands” fue testigo privilegiado del ataque contra el otro buque, decidiendo por ello mismo retornar a puerto. Sin embarco, al percatarse el avión alemán de la maniobra, acudió en su búsqueda arrojándole diversos proyectiles aunque sin lograr alcanzarle y respondiendo, igualmente, el vapor inglés al ataque con fuego antiaéreo.


 
El Sarastone siguiendo su derrota. Fuente: www.mazagonbeach.com

Transcurridos los meses, la Embajada Británica pidió explicaciones al Ministerio de Asuntos Exteriores español por esta acción de guerra en aguas jurisdiccionales españolas, aseverando que un hecho de tal magnitud no podría ser fruto del azar y sí de un complot o sabotaje orquestado con la connivencia de autoridades locales españolas, espías y agentes alemanes de la Abwehr destinados en Huelva bajo el mando de Adolf Clauss.

A pesar de estas exigencias, no se efectuarían investigaciones al respecto, quedando como recuerdo tal hecho bélico en la mente de los onubenses de la época y, claro está, en la de sus protagonistas más directos. Igualmente, los restos del buque sumergidos en su totalidad hoy día en aguas onubenses, tras un intento de rescate en 1959, quedan como testigo fiel de la “no excesiva neutralidad española” durante los inicios de la contienda mundial y que tendría su máxima manifestación, ya como una participación directa, con la 250 División de Infantería de la Wehrmacht, es decir, la División Azul, combatiendo en el frente soviético hasta el año 1943.


 
BIBLIOGRAFÍA:


-Diario ABC. 18/07/1937. Págs. 11-12.

-https://www.juntadeandalucia.es/boja/2008/48/14

-MORCILLO ROSILLO, M. España y las potencias del Eje a través de la correspondencia diplomática. Revista de la Facultad de Educación de Albacete, ISSN 0214-4842, ISSN-e 2171-9098, Nº. 15, 2000, págs. 93-104.

-RAMÍREZ COPEIRO DEL VILLAR, J. Espías y neutrales. Huelva en la II Guerra Mundial. Huelva, 1996. ISBN: 8460548198.

  

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